La semana pasada, la vicepresidenta tránsfuga del ICOMEM (Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid), Ana Sánchez, brindó una íntima, muy entrañable, entrevista en Revista Médica, en la que reconocía que en sus años mozos (no sabemos si aún es cautiva de esos anhelos de juventud) envidiaba a las enfermeras «porque no tenían que pensar»
No se sabe muy bien si Ana Sánchez ha conseguido llegar a su objetivo zen de «no pensar», pero nosotros diríamos que o lo ha conseguido o está muy cerca. (Ánimo, Ana tú vales mucho y seguro que lo consigues full time. Has estado muy cerca).
Naturalmente, a algunas enfermeras que no están de vacaciones y, hasta, algún observador independiente, les pareció que la boutade de Sánchez merecía respuesta por parte de la profesión enfermera. Ante el inaudito silencio del Consejo General de Enfermería, algunas enfermeras echamos de menos una respuesta institucional, ante lo cual el dircom («director de comunicación»; o sea, jepren, «jefe de prensa») del Consejo, Íñigo Lapetra, informó a los protestantes de que estaban preparando un pedazo de contestación y que eso no se hace en un par de horas, claro. La norma del Consejo y de su espurio presidente: tardar siempre muuuuucho más de lo conveniente, de lo razonable.
La contestación, no sabemos si escrita por el equipo del jepren —al que habría, una vez más, que despedir por incompetente— o por la propia firmante, Pilar Fernández, Vicepresidenta Primera del Consejo General, cómo decirlo… fue mucho peor para las enfermeras que se supone que representa, que la estupidez de la doctora Sánchez…
¿Por qué?
Porque en lugar de defender que la enfermería es una profesión facultativa, asistencial, clínica, que exige un uso continuado del conocimiento y la inteligencia cada minuto del día —además de la sensibilidad y capacidad de gestión, que eso igual no viene ahora al caso— se centra en su cenutria persona y se pone como ejemplo a ella misma… que lleva sin ejercer la enfermería 25 años. Como su venerado jefe.
Claro, que la estupidez no tiene límites y la señora Sánchez se puso las pilas a ver cómo podía ser aún más imbécil que la señora Fernández. Y si no lo consiguió fue porque el listón estaba demasiado alto. Pero hizo un meritorio ejercicio de estulticia al afirmar que la enfermería, si no fuera por la medicina, carecería de sentido y ni existiría. ¡Empate a puntos!
Aquí, la entrevista a Sánchez.
Aquí la respuesta de Fernández.
Y aquí la contrarréplica de Sánchez.
Como dijo alguien, «si te callas puedes parecer un gilipollas, pero peor es no callarte y confirmar que lo eres».
La verdadera enfermería está fuera de este rifi-rafe entre los egos de las altas representaciones de ICOMEM y CGE… Nosotros seguimos a lo nuestro, a nuestra labor cotidiana y no nos sentimos representados por estas declaraciones grandilocuentes que no sabemos bien qué quieren demostrar.
Esta es nuestra visión desenfadada y divertida de este cruce de contestaciones, nuestro vídeo:
Dúo de Gatas, basado en Dueto de Gatos (de Rossini) – Pauline Tinsley y Elizabeth Vaugham…